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Perdiguero de Burgos: un verdadero perro de caza

Perdiguero de burgos
Perdiguero de Burgos
Canarian/CC BY-SA 4.0

Conocido también como braco de Burgos, este perro de caza alberga en sus genes dos teorías acerca de su origen. Dado al segundo nombre por el que se lo conoce, algunos expertos alegan que descendería del braco de Burgos, mientras otra rama de entendidos se inclina hacia la teoría que dice que el perdiguero de Burgos es el resultado de la cruza entre el pachón y el sabueso. Su origen es español, concretamente de la comunidad autónoma de Castilla y León, especialmente del término territorial o provincia de Burgos, de ahí su denominación.

Características generales

Lo encontramos en la categorización de razas grandes y fuertes. Su altura promedia los 65 cm en los machos y 62 cm en las hembras. La composición y apariencia del macho es más compacta, mientras que las hembras tienen la característica de ser algo más estilizadas y gráciles.

Su cabeza es grande y alberga un hocico ancho y recto que tiende a rellenarse hacia el área de la trufa. Sus mandíbulas están diseñadas para dar mordida de tijera, la más común de las formas de morder. Posee ojos oscuros o avellana de tamaño medio y de forma almendrada.

Las orejas insertadas a la altura de los ojos les otorga un aire algo triste y preocupado. Las patas anteriores deben ser rectas y paralelas, al mismo tiempo que las posteriores tienen corvejones muy denotados y con buenos ángulos.

El pelaje que cubre su cuerpo es bastante tupido y las hebras tienen un grosor medio, pero son finas. Los colores característicos de la raza son el blanco y el marrón. Es común que ambos colores se mezclen tanto que terminen por ofrecer un manto jaspeado.

Posee una forma de caminar basada en el trote ligero, libre de ambladura. Cuando se lo requiere, es capaz de hacer impresionantes cambios de dirección, incluso en los terrenos más difíciles de transitar.

Carácter del perdiguero de Burgos

Su personalidad cariñosa y servicial es un arma de doble filo, pero para ellos mismos. Muchas veces confundimos lo que el perro ofrece con sus necesidades. En el caso del perdiguero de Burgos tenemos que, por un lado, ellos nos dan su amor y cariño, pero por el otro, necesitan de estar activos. Por lo tanto, no deberíamos adquirirlo como perro de familia, ya que le estaríamos cercenando su bienestar. Ahora bien, si lo que buscamos es un perro de caza o de servicio, entonces sí congeniaremos de maravillas con ellos y ensamblaremos nuestras necesidades con las del perro en cuestión.

Otra característica que lo distingue es el grado de dependencia que llega a desarrollar con su dueño. No se descarta que con los años se transforme en un perro agresivo si es que ha tenido que pasar por el trauma de la separación de sus primeros amos.

Las aptitudes para la caza del perdiguero de Burgos

Su complexión rústica y su capacidad para adaptarse a cualquier clase de terreno lo convirtieron en un perfecto compañero y ayudante para la caza. Aunque su carácter aplomado lo hace ideal para la caza de piezas menores, también es capaz de hacer surgir su valentía cuando la situación lo requiere, por lo que es perfectamente elegible para acompañarnos en la caza mayor.

Se lo categoriza como perro de muestra y originalmente se lo utilizaba para la caza de la perdiz roja y del conejo. Su desempeño a la hora de cazar es el típico de la cola inmóvil.

Es tan metódico que incluso cuando su amo ya ha perdido las esperanzas y la paciencia, el perdiguero de Burgos sigue buscando con aplomo y serenidad hasta que finalmente halla a la presa. Sin embargo, su búsqueda depende siempre de la autorización y habilitación por parte de su amo, puesto que no es un perro de accionar de manera independiente y autónoma.

No hace falta esperar mucho tiempo para que comience a encontrar codornices en las expediciones de caza. Por ello es que se lo considera un perro precoz.

Salud y cuidados

Afortunadamente, el perdiguero de Burgos tiene una salud de hierro. Se amolda de forma insuperable a los climas fríos, lo que representa un alivio para sus amos cuando llega el invierno. Sin embargo, hay enfermedades típicas de la raza que puede llegar a desarrollar. Entre ellas destacamos la displasia de cadera y de codo, otitis y epilepsia.

Si se sigue la tradición, se le amputa la mitad de su cola.

La alimentación requerida asciende a un promedio de 1.600 kilocalorías por día. Sin embargo, si le das a tu perdiguero de Burgos intensa constante actividad, entonces la ración podría llegar a ser de 5.000 kilocalorías diarias.

Es preciso cepillarle la capa de pelo al menos dos veces por semana.

No hay que olvidar llevarle un buen bidón de agua cuando se lo lleva a cazar, puesto que necesita de una hidratación extra durante este período.

Cuando llega la hora de adiestrarlos, el perdiguero de Burgos te lo hace realmente muy fácil gracias a su docilidad y a su carácter bondadoso.


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