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Aparato circulatorio del perro: componentes y funciones principales

Aparato circulatorio del perro
Emmanuelle Bonzami (sp.depositphotos.com)

El aparato circulatorio del perro constituye un complejo sistema formado principalmente por el corazón y los vasos sanguíneos. Junto con otros componentes indispensables en su función, es el encargado de transportar y entregar oxígeno y nutrientes a los restantes órganos y tejidos corporales.

Explicaremos los componentes y funciones principales del aparato circulatorio del perro, y la importancia de la consulta veterinaria en el cuidado de su integridad.

Componentes principales del aparato circulatorio del perro

En la descripción básica del aparato circulatorio del perro, podemos mencionar al corazón y sus principales vasos sanguíneos.

Corazón

Anatómicamente, el aparato circulatorio del perro, el corazón es un órgano hueco formado por músculo estriado cardíaco y membranas de diferente aspecto y función.

Su interior está dividido en cuatro cámaras o compartimentos, los cuales se hallan divididos por tabiques musculares y aberturas con sistema de cierre valvular.

Está ubicado en la zona media del tórax del animal, inclinado en su mayor parte hacia el lado izquierdo. Su contorno muestra una silueta cónica, con base dirigida hacia craneodorsal (frente y dorso) y punta hacia caudoventral (posterior y abajo).

Sistema vascular

Desde la base del corazón emergen y desembocan los principales vasos sanguíneos, cuyas comunicaciones componen un circuito cerrado que abastece de sangre a los diferentes órganos y tejidos.

Arterias

En el aparato circulatorio del perro, las arterias son estructuras con diferentes calibres y funciones.

Poseen una pared con tres capas bien definidas: epitelio interno (endotelio) de células planas, capa media de músculo y fibras elásticas con espesor variable, y una serosa o adventicia que recubre por fuera.

En las arterias de mayor calibre, la capa elástica y muscular es considerable. Esto las convierte en vasos de alta presión permitiéndoles conducir la sangre hasta los vasos finales más pequeños del circuito.

Arteriolas

El tramo final de menor calibre de las arterias está conformado por las arteriolas. Su función principal es la de regular la resistencia al flujo de sangre que llega a los tejidos, influyendo a su vez en la presión sanguínea general.

Capilares

Los capilares son tubos delgados y estrechos que forman extensas redes entre las células de los diferentes órganos. Son llamados vasos de intercambio debido a que en ellos se produce la entrega de oxígeno y nutrientes, y se retiran los residuos del metabolismo celular.

Venas

A nivel de los capilares emergen los circuitos venosos siguiendo el camino inverso: capilares venosos, vénulas y venas más grandes.

Las venas transportan los desechos metabólicos celulares. Son estructuras con poco o nulo componente muscular o elástico por lo que no ejercen presión significativa. Son llamadas vasos de capacitancia, ya que albergan el mayor volumen de sangre en el recorrido.

A diferencia de las arterias, poseen válvulas que impiden el flujo retrógrado para que se complete el circuito retornando la sangre al corazón (retorno venoso).

Ciclo cardíaco y recorrido de la sangre

Para comprender mejor la anatomía y funcionamiento del aparato circulatorio del perro, resulta conveniente explicar las diferentes etapas del ciclo cardíaco y sus eventos asociados.

A grandes rasgos, podemos decir que en el aparato circulatorio del perro, el corazón funciona como una bomba que abastece de sangre a los diferentes órganos. Esta bomba eyecta la sangre que recibe, volcándola en los vasos que la conducirán al resto del cuerpo y la regresarán al sitio de partida.

Este mecanismo que parece simple, está compuesto por circuitos ordenados y sincrónicos con fases perfectamente diferenciadas.

Circuito menor, central o pulmonar

Una figura tan protagónica como el corazón en este circuito es la de los pulmones, ya que sin ellos este gasto energético no tendría sentido.

En las cavidades del corazón pueden reconocerse una aurícula (o atrio) y ventrículo derechos, y una aurícula y ventrículo izquierdos, ambos separados por un tabique muscular (atrial y ventricular respectivamente).

La sangre que llega por retorno venoso a la aurícula derecha es volcada al ventrículo del mismo lado, durante la fase de llenado ventricular. Posteriormente, esa sangre es expulsada hacia la arteria o tronco pulmonar para arribar a los pulmones en donde se producirá el intercambio gaseoso: recepción de oxígeno del aire inspirado y eliminación del dióxido de carbono residual.

Circuito mayor o sistémico

La sangre oxigenada que parte de los pulmones llega a la aurícula izquierda a través de las venas pulmonares. Es posteriormente volcada al ventrículo izquierdo, quien la descargará a la arteria aorta por contracción muscular.

Es finalmente desde allí que la sangre con oxígeno y nutrientes se distribuye por los restantes órganos y tejidos, satisfaciendo las demandas energéticas básicas.

Entendemos entonces que mediante contracción (sístole) y relajación (diástole) del músculo cardíaco, la sangre se mueve por los diferentes compartimentos. El pasaje de sangre de aurículas a ventrículos y de estos a las grandes arterias, está regulado por diferentes sistemas valvulares que permiten el flujo en una única dirección: válvulas aurículoventriculares derecha e izquierda, y válvula pulmonar y aórtica respectivamente (sigmoideas).

Cada vez que la sangre pasa de un compartimento a otro, estas válvulas se cierran por contracción muscular y diferencias de presión, dando lugar a los característicos ruidos cardíacos.

Sangre y sistema linfático

Dos componentes que merecen un capítulo aparte dentro del aparato circulatorio del perro son el sistema de vasos linfáticos y el componente celular de la sangre.

El oxígeno incorporado por intercambio a nivel pulmonar, es transportado en su mayor parte unido a hemoglobina dentro de los glóbulos rojos. Esto significa que cualquier alteración en el recuento celular o en la estructura de la hemoglobina, puede interferir con el objetivo principal del circuito cardíaco.

Por su parte, el componente linfático cumple, además de funciones inmunitarias, un importante rol en el mantenimiento del volumen sanguíneo (volemia).

El sistema linfático está compuesto por aglomeraciones celulares en forma de nódulos (ganglios o linfonódulos), tejido linfático asociado a otros órganos (bazo, timo, amígdalas, intestino), y una red de vasos que comunica todas esas estructuras.

A diferencia de los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos forman un circuito abierto cuyos capilares se encuentran muy próximos a aquellos por donde fluye la sangre. En esta ubicación, los vasos linfáticos se encargan de recoger el excedente de líquido que queda en el espacio entre vasos sanguíneos y células (intersticio) a consecuencia del intercambio de gases y nutrientes.

Ese líquido (linfa) viaja por conductos menores y mayores acompañado de células y otras moléculas de mayor tamaño, para drenar finalmente en las grandes venas y regresar a la circulación sanguínea.

Este mecanismo de drenaje colabora en la funcionalidad cardíaca, manteniendo el volumen normal de sangre y evitando el acúmulo de líquido intersticial en los tejidos (edema).

Ritmo y frecuencia de los latidos cardíacos

En el aparato circulatorio del perro, existe un sistema de conducción eléctrica organizado formado por células musculares con características distintivas.

En la aurícula derecha, el corazón posee un grupo de células capaces de “activarse” de manera espontánea e independiente (nodo sinoatrial).

Estas células funcionan como un verdadero marcapasos, cuya activación (despolarización) se esparce por las restantes células del sistema permitiendo la contracción rítmica y simultanea del músculo cardíaco (latidos).

Este mecanismo da lugar a un ritmo basal que ocurre sin necesidad de un estímulo nervioso motor. Sin embargo, el sistema de conducción especializada es capaz de responder a un control mayor ejercido por el sistema nervioso involuntario o autónomo. Esta comunicación nerviosa permite que el corazón se adapte a diferentes necesidades o estímulos, mediante el aumento o disminución de su frecuencia de contracción.

Mecanismos compensatorios y enfermedad cardíaca

Como mencionamos al principio, el aparato circulatorio del perro constituye un sistema organizado de circuitos y fases perfectamente controladas.

Frente a una disminución en la presión arterial o el volumen de sangre por causas tanto externas como internas, el aparato circulatorio del perro activa una serie de mecanismos capaces de compensar dichos cambios.

Estos mecanismos se activan en forma secuencial, buscando normalizar los parámetros alterados a diferentes niveles. Entre ellos, se encuentran: la activación del sistema nervioso autónomo simpático, la activación del sistema vasoconstrictor a nivel renal, y, a largo plazo, la dilatación y aumento del grosor de las paredes cardíacas.

Es importante saber que esta compensación de la volemia y presión sanguínea puede mantenerse por años, dejando al animal sin signos que evidencien la existencia del problema. Sin embargo, su actividad sostenida es la principal responsable de la descompensación posterior.

Debido a esto, la consulta veterinaria frecuente, principalmente en razas predispuestas a enfermedades del corazón, es indispensable para la detección precoz de estos cambios.

El cuidado y atención del aparato circulatorio del perro en tiempo y forma adecuados, mejorarán el pronóstico y la calidad de vida del animal, retrasando o evitando una descompensación por insuficiencia.


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